29 de Agosto del 2013POR MARY PAZ HERNÁNDEZ M.
El decano de los locutores, ha dedicado más de 70 años a los medios de comunicación; además, tiene 3 hijos, 7 nietos y 9 bisnietos.
Pedro junto a su querido padre.
En 39 años de ejercicio periodístico, Pedro Ferriz de Con se ha distinguido por decir la verdad y ser un crítico de la noticia con el adecuado manejo de la palabra, tanto escrita como oral, y el pasado 20 de agosto, fue reconocido en el Museo del Niño con el premio CREA (Programa de Liderazgo en Comunicación), al comunicador del año 2013. Al término de ese evento, el galardonado habló de la difícil situación por la que atraviesa su familia, ya que su padre, don Pedro Ferriz Santacruz, está bastante mal por la vejez que enfrenta a los 92 años, debido a que ya no coordina sus movimientos, ni podrá hacer sus programas de radio de nuevo. Con un nudo en la garganta, pero orgulloso del hombre que le dio la vida, esto nos platicó acerca de él:
-Señor, muchas felicidades por el reconocimiento que recibió...
“Agradezco a todos los muchachos que tuvieron la insensatez de votar por mí, espero honrarles siempre. Y les digo que esto no es sólo para mí, sino para mi equipo de trabajo, que está siempre conmigo, y para mi familia”.
-Hablando de su familia, sabemos que su padre está delicado de salud...
“Está viejo y cansado, pero bien y en paz. Lo tengo rodeado de todos los recursos que puede dar el hombre para alguien que está preparando sus maletas. Mi familia y yo nos sentimos en paz y siempre cerca de él. Sabemos que todo lo que empieza termina, y la vida de mi padre acabará pronto; ojalá y me equivoque, pero lo quiero ver con calidad de vida y lleno de amor, para que el día en que decida apagarse estemos a su lado muy felices”.
Pedor Ferriz se encuentra mal de salud, pero sus 92 años está feliz.
-¿Usted qué le platica cuando lo ve?
“Él está en Houston, Texas, con mi esposa Dore, quien viajó allá para cuidarlo, y atendido por un equipo de 20 personas, todos especialistas en geriatría (expertos en el cuidado de ancianos). En la familia nos estamos rotando para estar con él, pero cuando lo veo, lo beso, le doy de comer, le bailo, cantamos juntos y nos reímos. A veces no está consciente, pero le sigo hablando al oído y estoy cerca”.
-¿Eso quiere decir que ya ha perdido la memoria?
“Podría decirse que a veces; pregunta por mí cuando estoy con él, pero sólo le digo: ‘papá, soy yo’, y como es muy inteligente me responde: ‘sí, ¿verdad?’ No entra en la discusión, pero a veces ya no está”.
-¿Los médicos qué le dicen?
“Estaba en una condición un poco compleja en Acapulco (donde vive desde hace tres años), así que me lo llevé a Estados Unidos, donde me lo desinflamaron y le quitaron unos moretones. Como saben, entre otras dolencias también tiene diabetes (desde hace más de 15 años), pero ahorita está bien y muy guapo. Come bien y ya extraña la comida mexicana; en una de ésas me lo traigo a México a vivir de nuevo”.
-¿Ya lo desahuciaron?
“No precisamente, pero la muerte es una realidad. A algunos les viene antes y a él le llegó perfecto, tras una vida bien llevada, de honestidad y trabajo. No hay mejor premio que llegar a los 92 años con el cerebro que tuvo, es un privilegio. Cuando lo veo trato de vivir el momento como si fuera el último, y eso se quedará en mi alma. Todos los días lo pienso y lo llevo en mi corazón. En su caso no será un adiós, sino un hasta luego. Espero que sea una muerte bonita, que no sufra y
se quede dormido”.
-¿Cuál ha sido el aprendizaje más importante que le ha dejado don Pedro?
“Muchas cosas, una vez me dijo: ‘en la vida hay que encontrarse preparado para todo, incluso para el éxito, y también a estar listo para hablar de todo en cualquier momento’. Otra vez me comentó: ‘¿viste esa estrella fugaz?, pues así es tu carrera. Somos como estrellas fugaces, pasamos por el cielo y tenemos un brillo relativo’”, finalizó.