Platicamos con la hija de la actriz.
Viajamos hasta esta ciudad, donde desafortunadamente perdió la vida Alma Muriel, el pasado 5 de enero, y vimos llegar a los 2 hijos de la actriz: Sergio Romo, de 46, y Liza Cortés, de 38, quienes fueron a recoger sus restos. Platicamos con Liza, quien nos contó cómo fue el momento de recibir esta terrible noticia, así como los planes que tenía su mamá.
-Liza, ¿por qué tu mami vivía sola aquí?
“Le encantaba la playa, se sentía ligera. Me decía: ‘en la ciudad me siento más pesada, y junto al mar, más ligera’. Tenía la ilusión de estar aquí, y nosotros la apoyamos”.
-¿Es cierto que tenía planes profesionales en Playa del Carmen?
“Así es. Le encantaba dirigir teatro. Quería montar sus monólogos de Sor Juana, además de otras cosas. También deseaba dar clases en la casa de cultura”.
-¿Tú en dónde vives?
“En el DF; trabajo en una refresquera, estoy divorciada y aún no tengo hijos; además soy dueña de un negocio independiente”.
-¿Cuánto tiempo llevaba tu mamá viviendo en esa ciudad?
“3 meses”.
-¿Cómo te enteraste de su fallecimiento?
“Por fortuna, no estaba sola, me encontraba en una reunión de trabajo, en el DF, y me habló mi hermano Sergio; me dijo: ‘sucedió algo con mi mamá, un accidente, no sé bien, al parecer, ya no está con nosotros’. Fue como a las 5 de la tarde”.
-¿Y él cómo se enteró?
“Por mi tía Luisa, quien se había intentado comunicar con mi mamá, y ahí fue cuando la gente de seguridad nos dio la noticia”.
-¿Viajaste de inmediato?
“Sí. Alcanzamos el último vuelo para Cancún, a las 12 de la noche. Tuvimos que ir al forense por el acta de defunción, todo un rollo. No puedes pensar ni en hacer la maleta, tu mente no es clara en esos momentos. Cambiamos como siete veces de opinión sobre qué hacer, porque estábamos en shock, no sabíamos ni qué decir. Además, yo tuve que sacar todas sus cosas del departamento que rentaba; fue duro recoger su pasta de dientes, su cepillo, la manta que traía puesta al morir. Lo bueno es que no hubo necesidad de reconocer el cuerpo, porque no quise verla así. Hay personas que sí lo piden, pero creo que ya no es necesario. Tengo los mejores recuerdos y su viva imagen, y así quiero conservarla”.
Foto de cuando se casó Liza.
-¿Sabías si ella padecía alguna enfermedad?
“Que yo supiera, no, sólo tenía los achaques de la edad”.
-¿Cómo se sintió el tiempo que vivió aquí?
“Decía que nos extrañaba mucho. Ella ya vivía sola desde antes, le gustaba tener su espacio vital y que nadie lo tocara, pero también amaba estar en familia; se transformaba cuando estaba con nosotros”.
-¿Qué sientes de saber que ya no la verás?
“Antes de que se viniera a Playa del Carmen, la invité a comer a mi casa en el DF. Tuvimos una especie de encontronazo de netas, y estuvo perfecto, porque le dije lo que quería decirle: lo mucho que la amaba y admiraba, lo ching#$%@ y fuerte que era, y le agradecí todo lo que me enseñó. La abracé y lloré como niña; me lo agradeció y me dijo que le iba a echar muchas ganas, que estaba muy contenta. Estoy tranquila, porque le dije lo que sentía”.
-¿Cuándo fue la última vez que la viste o hablaste con ella?
“Hablamos el 31 de diciembre. No quiso viajar al DF, porque sabía que hacía frío. Se oía contenta, súper bien. Los hijos de mi tía Luisa estaban acá, y yo le dije: ‘quédate, ma’, hay muchos años nuevos’; y ya no habrá más”.
-Cuéntanos más sobre Alma...
“Era muy divertida e inteligente. Ella no estudió, venía como de otro planeta, sabía cosas que yo le decía: ‘¿cómo lo sabes?’ La relación con mi mamá seguía siendo súper padre, era una tipaza, mi mejor amiga”.
-¿Qué harán con sus restos?
“La cremaremos, era lo que ella quería. Ya en el DF haremos una pequeña ceremonia entre nosotros, con la música que le gustaba, donde cada quien le diga algunas palabras y asistan sus amigos en México. Estamos planeando que sea esta semana”.
-Se dijo que iban a tirar sus cenizas al mar...
“Esa era la idea, pero con la reacción de sus amigos, el público, y gente que quiere hacerle una misa en México, nos volteamos a ver mi hermano y yo, y le dije: ‘¿tú la quieres tirar al mar?’, y me contestó que no. Él me preguntó lo mismo, y contesté igual, así que decidimos cancelar el plan y llevárnosla”.
-¿Qué es de tu papá, Ricardo Cortés?
“Casualmente, vive aquí, en Cancún. Tiene un restaurante y un negocio de mantenimiento de hoteles, de cisternas, algo así”.
-¿Y tu hermano Sergio?
“Él vive en Miami desde hace tiempo, y trabaja en una empresa de consumo. Sólo tiene a los hijos que tuvo con Lolita”.
-¿Algo más que nos quieras decir?
“Agradecer el amor que le tuvieron a mi mamá, que le manden mucha luz y buena vibra. Una estrella ya nos cuida e ilumina”, finalizó.
DRC